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Ahora más que núnca, las mujeres tienen una batalla casi imposoble de ganar con las demandas que la sociedad impone respecto a la belleza de las mujeres. La mayoría de revistas de belleza, con los cuidadosos detalles fotográficos de las "bellas modelos" presentan un estandar imposible de alcanzar para las mujeres jovenes, haciendolas sentirse inseguras de sus cuerpos, y a los esposos insatifechos de la apariencia de sus esposas.

Como cualquier otra chica, Lisbeth tambien enfrenta problemas. "Las mujeres cristianas tenemos aun más dificultades, porque debemos presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo a nuestro Dios, y eso significa que deberíamos vestir de una manera que no dirija a los hombres de nuestra iglesia a pecar sexualmente. Creo que la mayoría de las chicas no se dan cuenta que difícil es para los hombres mantener su mente pura cuando nosotras vestimos de una manera provocativa. Podemos pensar que no es nuestro problema si no el de ellos, o si encontramos una blusa con escote bajo la compramos pues es bonita. No estoy tratatando de quitarle responsabilidad a los hombres, pero si es nuestra responsabilidad de no ser una piedra de tropiezo para otros. Entonces cuando comencé a buscar ropa para mi sección fotográfica para mi álbum, pensé y pensé cual sería lo más apropiado para usar, fue un desafío, pues quería verme bien, pero al mismo tiempo glorificar a Dios. Las preguntas pasaban por mi mente una y otra vez podre usar pantalones? o eso ofendera ciertas culturas?, es el vestido muy pegado? Al final espero que mis visitantes disfruten mi galería, y espero que no haya ofendido a nadie. Finalmente soy una chica normal nadie a quien idolatrar, con temores y anciedades, como todas."

De hecho, Lisbeth lleva las cicatrices de un accidente automovilístico que le sirve de recuerdo la forma en que Dios le salvó la vida. Cuando ella tenía 12 años, Lisbeth venía de un bautismo con el resto de los hermanos de su iglesia, en un pick-up, y ese auto volcó lanzando el cuerpo de Lisbeth al pavimento sin ninguna protección y a una gran velocidad, ella fue llevada al hospital y Dios protejió a esta niña de tan sola 12 años, salvandole la vida, para permitirle testificar su gran milagro. Además esto pasó cuando ella comenzaba su adolencia, por lo tanto sus inseguridades eran más fuertes, pero eventualmente su confianza en ai misma mejoró, pero no siempre ha sido fácil. "Siempre me digo a mi misma que si mi jesús lleva las cicatrices de sus clavos como recuerdo de su gran sacrificio por mi, debería mas bien estar agradecida por salvar mi vida, y que estas cicatrices sean siempre un recuerdo de humildad y agradecimiento por una Segunda oportunidad de vida, que el medio ese terrible día."

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